EMBUTIDORAS DE AYER Y HOY
Una de las grandes revoluciones, sin ninguna duda, fue la industrial. En el S-XVIII en Gran Bretaña se daría el escenario para su inicio que se fue extendiéndose hacia Europa hasta mitad del XIX y que fue la clave del progreso marcando un antes y un después en las formas de producción. Las máquinas contribuyeron a multiplicar la producción disminuyendo el tiempo empleado, viéndose todos los sectores influenciados por ella y contribuyendo a un crecimiento económico sostenido para todas las clases sociales.
Hoy día no podemos concebir el trabajo sin uso de las máquinas, y además, incluso mirando hacia el futuro podemos vaticinar que tampoco lo haremos sin los robots.
Dentro de la Industria cárnica, no hay que pensar más que en la matanza. El cerdo, por ejemplo, era sacrificado de una forma bárbara provocando chillidos de angustia, realizándose el proceso de forma manual con todas las sorpresas sanitarias que de su manipulación se podía esperar. Las máquinas introdujeron además de un aumento de producción, también un aumento en seguridad e higiene.
El proceso de automatización dio rienda suelta a la investigación que en una misma industria inventó distintas máquinas con distintas funcionalidades.
Hoy día el proceso de elaboración de embutidos se realiza con máquinas embutidoras y en concreto las de última generación ya tienen en cuenta multitud de aspectos como limpieza, ergonomía, seguridad, desplazamiento… que marca la diferencia.
Lejos queda la revolución industrial, y ésta viene derivando en pequeñas revoluciones que contribuyen al progreso periódico. Por ejemplo, hay normas posteriores en cuanto a calidad y de seguridad e higiene que han contribuido a mejorar el mundo industrial y caminar hacia la excelencia.
Talsa es una empresa de fabricación de máquinas para la industria cárnica, amasadoras, embutidoras, picadoras, cutters y marmitas para la cocción, máquinas de mediana capacidad y que se ha convertido en una empresa lider mundial en la Industria alimentaria.
Ahora si comparamos los dos periodos de la historia, podemos concluir que no es de extrañar que el hombre y la mujer hayan prolongado su esperanza de vida.